En una Industria cíclica, difícil de analizar, enraizada en la
creatividad y en la intuición, implicando narcisismo y codicia en muchos
casos, capaz de deprimentes pérdidas y eufóricos beneficios, embarcada
en la seducción continua del público, la única herramienta de marketing
universal reconocida -el boca a boca favorable del público- no puede ser
controlada. Y este boca o boca no comprendo del todo como no está
funcionando con los leoneses Balacera, pero claro, son demasiados discos
semanales los que se editan todos los lunes y algunas buenas canciones
están semidestinadas a perderse.
“Condenados a Disparar” hace el cuarto disco de Balacera (cuyo
significado es tiroteo, palabra muy utilizada en Centro y Sudamérica),
formación creada en Astorga (León) en 1.999 que ya habían entregado “La
Azarosa Peripecia del Ideal” (2003), “Ninguna Bala Perdida” (2004) y
“…Peor que de rodillas” (2007), título dedicado a parte de la industria
musical.
Al más puro Loquillo, el reivindicativo “Negro” de Balacera nos presenta
a una banda que cuida sus letras, alejadas del tarareo adolescente. “La
Rueda” me recuerda a Marea, rememorando que Kutxi ya colaboró con ellos
en otra de sus grabaciones. “Lágrimas” tiene pequeños toques del ska
más fiestero. “Poemas adulterados” está fabricada para gritarse en cada
concierto y tiene un pulso envidiable durante sus tres descarados
minutos, tema contagioso, como el resto de composiciones. Os juro que me
he escuchado siete veces seguidas el MCD mientras hacía trabajos para
la web. Y “20 años después” me parece vibrante, con algo de psychobilly.
Pero antes de terminar una nueva versión de “Poemas adulterados” con su
creador, Rober, a las voces. Cinco trepidantes temas con los que la
banda consigue llevar la fuerza de su directo al estudio, un sonido
cercano y familiar que ayuda a que los temas entren a la primera con
unos coros minimalistas y la voz ronca de Juan Carlos.