viernes, 13 de julio de 2012

En una Industria cíclica, difícil de analizar, enraizada en la creatividad y en la intuición, implicando narcisismo y codicia en muchos casos, capaz de deprimentes pérdidas y eufóricos beneficios, embarcada en la seducción continua del público, la única herramienta de marketing universal reconocida -el boca a boca favorable del público- no puede ser controlada. Y este boca o boca no comprendo del todo como no está funcionando con los leoneses Balacera, pero claro, son demasiados discos semanales los que se editan todos los lunes y algunas buenas canciones están semidestinadas a perderse.

“Condenados a Disparar” hace el cuarto disco de Balacera (cuyo significado es tiroteo, palabra muy utilizada en Centro y Sudamérica), formación creada en Astorga (León) en 1.999 que ya habían entregado “La Azarosa Peripecia del Ideal” (2003), “Ninguna Bala Perdida” (2004) y “…Peor que de rodillas” (2007), título dedicado a parte de la industria musical.

Al más puro Loquillo, el reivindicativo “Negro” de Balacera nos presenta a una banda que cuida sus letras, alejadas del tarareo adolescente. “La Rueda” me recuerda a Marea, rememorando que Kutxi ya colaboró con ellos en otra de sus grabaciones. “Lágrimas” tiene pequeños toques del ska más fiestero. “Poemas adulterados” está fabricada para gritarse en cada concierto y tiene un pulso envidiable durante sus tres descarados minutos, tema contagioso, como el resto de composiciones. Os juro que me he escuchado siete veces seguidas el MCD mientras hacía trabajos para la web. Y “20 años después” me parece vibrante, con algo de psychobilly. Pero antes de terminar una nueva versión de “Poemas adulterados” con su creador, Rober, a las voces. Cinco trepidantes temas con los que la banda consigue llevar la fuerza de su directo al estudio, un sonido cercano y familiar que ayuda a que los temas entren a la primera con unos coros minimalistas y la voz ronca de Juan Carlos.